El desarrollo de la ceremonia zapoteca tiene un sentido espiritual y simbólico, que se puede fácilmente adaptar a cualquier creencia y cultura. Andrea & Juan Carlos decidieron por esta ceremonia de unión.
Previo a la ceremonia realizamos el altar, el lugar de alianza, de compromiso y el lugar de ofrenda en todas las religiones y culturas. Consta de preferencia de una mesa en donde ponemos los objetos rituales (de no ser posible se colocaran en el piso), en frente ponemos un tapete donde los abuelos dirigen la ceremonia.
En frente del tapete se coloca un petate (simbolizando el entretejido del corazón del cielo y de la tierra) y los dos cojines en donde se van a sentar. En frente se realiza un círculo con pétalos dividido en 4, esto nos va a marcar los orientes o los rumbos. En cada punto ponemos una vela llamada el árbol de la vida, las cuales van a ser usadas para realizar el ofrecimiento de los 4 fuegos.
En el casamiento zapoteco (de origen prehispánico) se reconoce y se da su lugar al creador, a los ancestros, a la familia y a la comunidad que asigna a la pareja un nuevo compromiso de marido y esposa.
Vamos a escoger antes con la novia y sus padres un lugar de donde va a salir y ser guiada hacia el lugar de ofrenda, el novio espera en el altar con sus padres o un familiar.
Pedimos permiso a los 4 rumbos y elementos de la naturaleza, al corazón del cielo donde mora el creador, a la Madre Tierra y al séptimo punto que es el equilibrio. Aquí vamos a invitar que todos den un giro completo, acompañados por el toque de caracol, esto significa el equilibrio entre el mundo sagrado y el mundo terrenal.
El abuelo va a compartir unas palabras que los novios van a repetir.
“Doy gracias a Dios para darme la vida y con el permiso de tus padres y de mis padres, te recibo como compañero”.
No es exactamente un permiso porque ya son mayores de edad, pero el sentido es sagrado porque van a dar la honra a los padres. Esto significa que los pendientes o las cosas que dejaron los ancestros (separaciones, abusos, etc) es de ellos, para romper con esas cargas genéticas, almicas y los patrones no necesarios.
Se da la honra, queriéndolos sin criticarlos y sin juzgarlos o condenarlos, pero asumiendo la responsabilidad de cada uno.
Los abuelos encienden la primera vela, el primer fuego:
“Ofrezco este fuego para que en su vida, en esta unión que hoy se inicia sea con florecimiento, alegría, belleza, creatividad”.
La segunda vela la enciende el novio:
“Señor dador de vida, Madre Tierra, familia, ofrezco este fuego para que en nuestra vida tengamos tenacidad, fortaleza, decisión, coraje, energía. Con la fuerza del corazón, la fuerza del guerrero, la fuerza de la sangre, enfrentaremos con valores y decisión los problemas y los obstáculo.”
La tercera vela la enciende la novia, que es el punto de la mujer, el punto del equilibrio, la madurez y la purificación.
“Señor dador de vida, Madre Tierra, familia, ofrezco este fuego para que en nuestra vida, el dolor, la enfermedad, los miedos, la escasez, los problemas, la separación, las emigraciones, las tristezas nos den equilibrio y madurez, tomando así nuestros dones y virtudes.”
Nacemos, nos relacionamos y nos purificamos. Viene una etapa de purificación, algunos lo llaman castigo, pero es una purificación porque aquí tomamos el equilibrio y la madurez.
Se le va a compartir en una canasta el alimento que esta’ hecho de maíz, amaranto, cacao y licor de la tierra (para alegrar el corazón, no para el vicio). Amorosamente van a compartirse este alimento.
Sigue el ritual con rebozo, en donde se unen los caminos de los novios.
El verdadero valor espiritual de la ceremonia se la dan los que contraen el compromiso de casamiento, donde cada uno da lo que el otro necesita a través del amor, estar juntos, caminar igual, cumplir con su destino en este mundo con la validez profunda de lo sagrado y las bendiciones de sus ancestros.
Abriendo el corazón, expandiendo la conciencia y ofrendando, señalan así el inicio de un nuevo camino, estableciendo el equilibrio entre el espacio divino y el espacio terrenal.
コメント